martes, 25 de octubre de 2011

Keith Hunter Jesperson, El asesino de la carita feliz


Los asesinos seriales siempre dan de qué hablar, ya sea por su forma de matar, el patrón que seguían, su alto coeficiente, sus traumas infantiles, etc. Pero se imaginan un asesino serial, que en sus cartas para relatar sus atroces hechos, al final firmaracon una carita feliz. Bueno este es el caso de Keith Hunter Jesperson.

Keith Hunter Jesperson no tuvo una infancia feliz. Nació en la Columbia Británica (Canadá) el 6 de abril de 1955. De niño era maltratado por sus compañeros y recibía abusos sexuales por parte de su padre. Gracias a él, se introdujo en el mundo del maltrato a otras especies. Le sugirió que maltratase a animales nocivos para él, y el pequeño Jesperson, sin ningún tipo de duda, mató a su primera víctima: un pequeño minino al que estranguló con sus propias manos.

Su adolescencia tampoco vivió tiempos mejores. Sus problemas para relacionarse y hacer amigos, le valió los apodos de “Igor” o “Ig” (dada su gran altura, peso y envergadura), puesto por sus propios hermanos. Siguiendo con su familia, Keith, recibía un trato diferente al de sus 4 hermanos. Su padre, le exigía 30 dólares semanales a cambio de alojamiento y comida, alquiler que sus propios hermanos quedaban exentos.

Ya en la madurez, cuando tenía 35 años, intentaba realizar su sueño de pertenecer a la Real Policía Montada de Canadá, sueño que se trunco por una caída que lo lesionó. Tras ello, fue despedido, y se traslado a los Estados Unidos para empezar a trabajar como camionero en la compañía Pacific Northwest.

En su vida en el país vecino, intenta reactivar su vida, se casa con una mujer de ascendencia mexicana, y con ella tiene 3 hijos. Pero su pasado no desaparecía, y ante su propia hija mayor, Melissa, realizaba continuos maltratos y asesinatos de ardillas y gatos. Un día, incluso, su padre colgó de un árbol a la mascota de la niña. Ese fue el principio de su fin, tras los constantes incidentes, su mujer se divorció de él y se quedó con los tres hijos.

Con la soledad apareció su lado más oscuro, ya nada le impedía sacar a relucir sus más bajos instintos.

Corre el 23 de enero de 1990, en las cercanías de Portland, Keith entra en un bar y se queda prendado de una joven: Tannya Benett. Jesperson la llevó a su casa, donde la estrangulo hasta dejarla medio inconsciente; para después estrangularla hasta el final mientras la violaba. Por fin, consiguió llegar a lo que quería ser.

No sólo con eso se atrevió, en el ego del asesino, empezó a escribir cartas a la policía y después a los periódicos de Oregón, atribuyéndose el crimen, firmando la cara con un símbolo de una cara sonriente, a partir de entonces sería conocido como “El Asesino de la Carita Feliz”.

Los años se iban sucediendo con diferentes asesinatos y violaciones. A cada asesinato le seguía una misiva a las familias de la víctimas y otra a la policía con detalles sobre el crimen, firmadas todas ellas con una carita feliz.

Jesperson intentó encauzar de nuevo su vida, manteniendo una relación amorosa con Julie Ann Winnigham, una ex convicta, llegando incluso a mudar con ella. Pero su naturaleza fue más fuerte que él, y tras poco tiempo de relación, termino matándola el 10 de marzo de 1995. La policía le interrogó como sospechoso del crimen, pero fue puesto en libertad.

Su egocentrismo y don de protagonismo, le llevo a escribir una extensa carta a su hermano, confesando sus crímenes y dando un rostro al “Asesino de la Carita Feliz”. Su hermano dio conocimiento a la policía, tras los cual Keith fue detenido y encarcelado.

En el juicio fue condenado a tres cadenas perpetuas en la Penitenciaría del Estado de Oregón por el asesinato y violación de 8 mujeres.

Tras su condena, se atribuyó otros 166 asesinatos, de nuevo apareciendo su afán de protagonismo. En seguida, la policía descartó en docenas de homicidios. Incluso su compañero de celda, pagó a Jesperson para que confesara el crimen cometido por él. Hecho que la policía enseguida descubrió.

Hoy en día, y valga de reflexión, Keith Hunter Jesperson sigue en el penal de Oregón. Tras obtener fama, empezó a dibujar como pasatiempo y sus obras se pueden obtener actualmente a través de internet. También creó un macabro logotipo donde aparece el camión rojo donde recogía a algunas de sus víctimas.

La historia de Keith Jesperson también ha servido como inspiración. En la serie “El mentalista” el hilo conductor de la misma es un asesino en serie llamado: “Jhonny, el Rojo”, el asesino que pinta una carita feliz en cada uno de sus crímenes.

viernes, 21 de octubre de 2011

La leyenda del hombre de cobre


Octubre de 1899, en la Ciudad de Chuquicamata, en la mina “La Descubridora” el ingeniero francés Mauricio Pidot dirigía faenas de excavación cuando de pronto se produjo el desmoronamiento de una ladera que dejó al descubierto el cuerpo perfectamente momificado de un indígena en posición recostada que, en apariencia, había quedado atrapado por un derrumbe ocurridos muchos años a tras en el yacimiento mientras realizaba labores mineras. Se encontraba sepultado con un conjunto de herramientas y su cuerpo estaba cubierto por una capa verde por lo que se le apodo el HOMBRE DE COBRE.

Erróneamente se pensó que era una mujer atrapada por un derrumbe de la minera.

Toribio Medina describe el cuerpo detalladamente: Nótese a primera vista que se trata de un individuo bien constituido, y sus formas en general, la amplitud de las caderas, su rostro, del que ha perdido sólo la nariz, las trenzas del peinado y otros particulares acusan que ese cadáver es el de UNA MUJER.


Replica del hombre de cobre

Los músculos de los brazos y piernas, apenas si tienen alguna deformación, ocasionada por la presión del derrumbe y de las piedrecillas que se han incrustado en ellos. En algunas partes, especialmente en los brazos, se puede aún distinguir la diferencia de color entre la piel sana y la herida, a tal punto que se creería ver manar sangre de esta última. En la cabeza, que esconde entre sus brazos, se ve la boca contraída, y, según parece, la sangre ha brotado por los oídos; las piernas están recogidas en forma que una rodilla, escurrida bajo la otra, ha buscado inconscientemente la parte carnosa para lastimarse menos.

El cabello, trenzado en varios chapes, y las cejas se conservan perfectamente. Como traje, llevaba a la cintura una tela de tejido grosero de lana de llama, y en los tobillos dos brazaletes de tiras de cuero del mismo animal, con su lana, que se ve teñida de verde, probablemente por causa de la disolución del óxido de cobre.

Dada la actitud que conserva el cadáver, no es fácil dar su medida exacta, si bien se le atribuye la de cinco pies siete y media pulgadas. En todo caso, se puede asegurar, como hemos indicado, que se trata de un individuo grande y bien formado.

Dícese que fue hallado con una cesta pequeña en la mano y que a su lado se encontraron otra más grande, un capacho de cuero, un hacha de piedra y varios martillos del mismo material, atados a mangos de madera por medio de correas de piel de llama.

El estado de conservación en que se encuentra se ha debido, como se comprende fácilmente, a haber quedado sepultado el cadáver lejos del contacto del aire, y a las infiltraciones del sulfato y oxicloruro de cobre (atacamita) de que se compone el cerro en que quedó enterrado”.

Herramientas encontradas junto al hombre de cobre.

La momia comenzó a ser expuesta Exposición Panamericana en Buffalo , New York (1901) en el pabellón chileno. Actual mente se encuentra en el Museo de Historia Natural de Nueva York.

jueves, 20 de octubre de 2011

Horacio Wells el padre de la anestesia

La lucha del hombre contra el dolor se remonta al inicio de su existencia. Terrible resultaba el tratamiento de las enfermedades y traumatismos como ocurrían en el momento de amputar una pierna, la extracción de un cálculo perforando a sangre fría la vejiga con un afilado instrumento y extraer la piedra ensangrentada o cauterizar con un hierro candente una herida profunda de un lesionado.

El Dr. Horacio Wells (1815-1848) fue uno de los grandes hombres que jugaron un papel protagónico en la Historia de la Anestesiología, aunque las disímiles opiniones de muchos autores hacen que lo encontremos en la literatura tanto como hombre exitoso o como fracasado.


Este prominente odontólogo nació en Artford, Vermont, procedía de una familia acomodada, respetuosa y culta. Inició sus estudios de estomatología a los 19 años en Boston, y en 1836 se instaló en Harford, pequeño pueblo del estado de Connecticut, donde era respetado por su dedicación a la profesión y su carácter bondadoso. En 1844 se encontraba enfrascado en solucionar la colocación de prótesis dentales a los pacientes que presentaban dientes cariados, raíces dentales y muñones, pero el dolor que ocasionaban las extracciones producía el rechazo y temor de los enfermos .

Una tarde en que Wells y su esposa asistían al “Circo de la Risa” donde ofrecían inhalar a los presentes gas hilarante que acompañado de música estimulaba a los concurrentes al baile y la risa, observó como un dependiente de comercio, después de haber inhalado este gas se golpea sin expresar síntomas de dolor durante el baile. Wells lo aborda preocupado, le impresiona que se encuentra herido gravemente en la pierna, pero la persona no expresa dolor. El Dr.Horacio Wells comprende que este gas que no era otro que óxido nitroso, puede dar solución el terrible dolor de las extracciones dentales .



Un día después, el 11 de diciembre de 1844 se reúnen en el gabinete del Dr. Wells su ayudante John M. Riggs, Gardner Quincy Colton, el dueño del Circo y además Samuel Cooly, el hombre que recibió la herida sin sufrimiento. De acuerdo con lo planificado, previamente Wells se sienta en la silla estomatológica, Colton le dosifica el gas nitroso e inmediatamente Riggs con el fórceps le extrae un tercer molar. Aún adormecido por el efecto del gas abre sus ojos Horacio Wells, ve en el alicate la muela extraída y a las preguntas de sus compañeros expresa que no ha sentido dolor alguno.

Wells después de realizar varias pruebas experimentales con éxito en su pueblo y convencido de su descubrimiento, viajó a Boston en 1845 para efectuar una demostración pública en el Hospital General de Massachusetts cuyo cirujano jefe era el prestigioso Dr. John Collin Warren.


La operación se efectúa el 10 de enero de 1845 en el anfiteatro del hospital ante Warren y sus estudiantes de Harvard. Durante el procedimiento Wells retiró de forma prematura el óxido nitroso por lo que el paciente gritó durante el acto quirúrgico. Wells quedó ridiculizado y humillado ante los espectadores que reprobaron la técnica anestésica. Ante su rotundo fracaso Wells cae en una crisis de depresión y desasosiego y decide abandonar su trabajo como dentista partiendo a París donde se dedica a la cría de canarios de canto y a organizar exposiciones de pintura. No obstante, el 16 de octubre de 1846 otro dentista, William Morton (1819-1868), antiguo alumno y socio de Wells que conocía sus ideas, aplicó el éter como anestésico, sugerido por su maestro Charles Jackson, obteniendo un gran éxito en una operación quirúrgica que realizó el cirujano Collin Warren en el mismo escenario donde había fracasado Wells.

Al año siguiente el escocés James Joung Simpson (1811-1870) emplea en un parto que tuvo lugar en Edimburgo, el cloroformo en sustitución de éter.

Lo cierto es que se entabló una penosa disputa por el reconocimiento del descubrimiento entre Morton, Wells y Jackson que sólo trajo consigo decepciones y angustias. Los tres murieron trágicamente. Horacio Wells se suicidó cortándose la femoral, habiéndose narcotizado previamente con cloroformo; Morton falleció del disgusto y completamente arruinado y Jackson perdió la razón.

Como ironía de la vida Wells no pudo disfrutar en vida ser un hombre exitoso. Sin embargo, Colton, que tenía ciertos conocimientos de medicina volvió a utilizar con éxito el óxido nitroso en 1863, y fundó la Asociación Dental Colton donde se llevaron a cabo 193 800 extracciones dentales en pacientes anestesiados con óxido nitroso sin ninguna muerte entre 1864 y 1897 . Además, Morton no fue el primero en utilizar el éter sulfúrico como él había pensado, sino el Dr. Crawford Long (1815-1878), en Georgia, realizando tres intervenciones quirúrgicas en 1842, pero no comunicó sus resultados a la comunidad médica .

Independientemente de los errores que pudieron haber cometido estos grandes personajes en su delirio por patentizar la anestesia, debemos exaltar sus nombres y saber reconocer el fervor y la devoción con que desempeñaron su profesión, la osadía y creatividad que caracterizó su vida a tal punto que lograron con la introducción de la anestesia la revolución de la Medicina y la Odontología de su época y una nueva inspiración hacia el progreso y evolución de la ciencia.

Como expresó Shakespeare “ hay hombres, aun grandes hombres, a quienes muchos olvidan y hasta entierran antes de su muerte. Hay otros, estrellas de la historia, de quienes se repiten los nombres pero no se respetan sus doctrinas ni se reconocen sus sacrificios, en tácito olvido”. No formemos parte de esas personas que viven inconscientes y ajenos a la historia y propongámonos investigar cada día nuevas ilustres figuras, y lo más importante, hacer renacer sus doctrinas en nosotros.

lunes, 17 de octubre de 2011

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El misterioso y excentrico Conde de Cuchicute


Su grupo de amigos estaba integrado por reconocidos médicos y escritores de la época, muchos de los que lo conocieron coincidían en que por su elegancia y vestimenta emulaba la presencia de un explorador inglés.

La figura callejera de José María causaba sensación entre los cachacos, no sólo por su personalidad sino por su valiosa indumentaria. Se distinguía por la calidad de los paños, cueros, joyas y peinados.

Tenía fama de tener muchos trajes, no repetía vestido durante el mes y según el día o la ocasión solía llevar ropa corriente, deportiva o ceremoniosa.

Años antes de radicarse en la capital de Colombia este vistoso personaje pasó una larga temporada por diferentes ciudades europeas, mientras iniciaba una promisoria carrera de abogado en París, allí se enamoró de una alocada doncella, con la que se comprometió en matrimonio y quien también lo dejó plantado en la iglesia.

Por ello, desconcertado decidió acabar con su vida disparándose, pero este intento suicida falló, el plomo no terminó con su vida sino que lo dejó tuerto del ojo derecho y con un notorio extravío mental que se fue agravando con los años.

A sus 40 años decide regresa al país y se radica una temporada en su hacienda entre el Socorro y San Gil (Santander), pero victima de represalias y amenazas durante el gobierno de Alfonso López Pumarejo Rueda decide establecerse en Bogotá convirtiéndose en muy poco tiempo en uno de los aristócratas más importantes de la ciudad.

Este vistoso personaje era un hombre muy educado se caracterizaba por ser hosco y uraño, su lugar de residencia durante su larga estadía en la ciudad fue un confortable apartamento del Hotel Savoy, que en ese entonces se ubicaba en la calle once con carrera tercera.

Cada mañana como quien realiza un ritual, desde su habitación, contemplaba el paisaje capitalino, una de sus costumbres era colgar espejos al frente de las puertas, se sentaba de espalda a la calle y permanecía días enteros viendo pasar a la gente, en especial a las mujeres.

El Conde de Cuchicute se caracterizaba por ser excesivamente vanidoso, invertía mucho tiempo velando por su aspecto e imagen. José María se despertaba muy temprano, se recortaba finamente su bigote y los vellos de la nariz, después se rasuraba su calvo cráneo para ponerse una engrasada peluca. Se cepillaba varias veces la boca y hacía gárgaras de astringosol para evitar el mal aliento, que llegó a ser apestoso debido a que padecía traumas estomacales e ingería altas cantidades de licor.

Finalmente, se vestía, ajustaba el monóculo con soporte y delicada cadena de oro que daba vuelta a la oreja y subía a ocultarse en el bombín. Se colocaba el saco, tomaba su bastón con cabeza de mastín en pura palta y salía a la calle con ostentosa satisfacción, y, según el genio, con una sonrisa o el ceño fruncido.

Además de gastar mucho dinero en ropas, lujos y generosidades con sus amigos cachacos, que eran sobre todo, bogotanos distinguidos, refinados intelectuales y poetas, el Conde de Cuchicute solía visitar los restaurantes más elegantes y selectos de la ciudad, escenarios en los que conquistaba a cuanta mujer quería.

Cada mañana, después de desayunar se iba con sus amigos al Automático, el más prestigioso café y tertuliadero de la época, se hacia leer el periódico y discutía largamente las noticias de la ciudad, del país y del mundo.

Al final de la tarde su rutina terminaba en el Savoy al lado de cualquier mujer. Dicen que era por naturaleza mujeriego y que fue el primero en imponer la moda del streptease en un ambiente moralista, costumbre que llegó a convertirse en un verdadero culto privado entre los burgueses quienes después del festín llegaban arrepentidos a la Catedral Primada a limpiar sus pecados con agua bendita.

El Conde vivió muchos años en Bogotá hasta que un día decidió viajar a su finca. Dicen que después de una larga discusión con la servidumbre un encapuchado llegó a su recámara y le sacó a machetazos la sangre. Para esa época Rueda y Gómez estaba por cumplir los 72 años y fue sepultado en dicha finca.

Desde entonces, por muchos años, durante la Semana Santa, los sangileños vieron varias veces un jinete sin cabeza que rondaba por los dominios del conde ...

... Su muerte se dice que fue muy sangrienta, El sábado 21 de julio de 1945 el Conde de Cuchicute se levantó temprano a recorrer algunos potreros. Muy cerca de la casa se encontró con Constantino Aparicio que había sido trabajador suyo y quien le reclamó porque unas vacas del Conde se le habían comido unas matas de maíz. Esto desató una gresca desproporcionada: Aparicio le dijo “Yo no me dejo joder!”, sacó un cuchillo y le metió a Rueda Gómez 17 puñaladas. Ya tendido en el suelo lo remató con dos machetazos en la cabeza, Una monja llegó a ofrecerle ayuda espiritual y el Conde la rechazó diciendo: “Si reconcíliome con los hombres, no reconcíliome con Dios”, sus últimas palabras fueron, El domingo 22 de julio se hizo el entierro, sin ninguna ceremonia, en la misma Majavita. Como él lo había pedido, fue enterrado de pié a la vieja usanza de masones y librepensadores, para no inclinarse ni ante la muerte. En su tumba se haría luego un obelisco de ladrillo ...

martes, 11 de octubre de 2011

Edward Mordrake, el tipo de las dos caras

Edward Mordrake (a veces escrito Edward Mordake) se afirma que era un heredero del siglo XIX a uno de los títulos de nobleza en Inglaterra que es conocido por tener un rostro adicional en la parte posterior de la cabeza. El fenómeno consistente en la existencia de dos caras en una misma cabeza es llamado diprosopia. Según la historia, el rostro adicional no podía comer, ni hablar pero sí podía llorar y reír. Edward le rogó a los médicos que le quitaran al gemelo diabólico, según él, porque, supuestamente, le susurraba cosas horribles durante la noche, pero ningún médico se atrevió a intentarlo. A los 23 años, el jóven no aguantó más y se suicidó.



Este caso es parecido al de Chang Tzu Ping y al de Piñón Pasqual.

Ambos, Mordrake y Pasqual se presentan como los 2 casos más especiales en una lista de 10 Personas con Extremidades Adicionales o Dígitos en el libro The Book of Lists edición de 1977.

Tom Waits escribió una canción sobre Edward Mordrake titulada Poor Edward para su ópera Alice Waits puso esa canción en un álbum con el mismo nombre.

Erling Wold escribió una ópera titulada "Mordake", que se estrenó en San Francisco en mayo de 2008.

Una de las historias más raras así como de las más melancólicas de la deformidad humana es la de Edward Mordrake, quien iba a ser el heredero de una de las familias más nobles de Inglaterra. Sin embargo nunca reclamó el título y se suicidó a los veintitrés años. Vivía en un retiro absoluto, evitando las visitas incluso de los miembros de su familia. Era un joven de grandes conocimientos, un buen estudiante y un músico de rara habilidad. Su figura era remarcable por su gracia natural, y su rostro –su rostro natural- era como el de Antinoo. Pero en la parte de atrás de su cabeza había otra cara, la de una chica muy guapa, “adorable como un sueño, atroz como un demonio”. El rostro femenino era una mera máscara, “ocupando sólo una pequeña zona de la parte posterior del cráneo, aunque mostrando signos de inteligencia de aire maligno”. Se la había visto sonriendo y burlándose mientras Mordrake lloraba. Sus ojos seguían los movimientos del espectador, y sus labios se movían sin cesar. La voz era inaudible pero Mordrake aseguraba que durante la noche no podía conciliar el sueño debido a los odiosos susurros de su “gemela diabólica” como él la llamaba, “que nunca duerme, pero que me habla de tales cosas de las que sólo se oyen en el infierno.

La imaginación no puede concebir las tentaciones espantosas en las que me envuelve. Por alguna imperdonable maldad de mis antepasados estoy cosido a este demonio – porque estoy seguro que es un demonio. Yo ruego y suplico para que lo eliminéis del mundo, aunque yo muera”. Estas eran las palabras del desventurado Mordrake a Manvers y Treadwell, sus médicos. Aunque lo vigilaban constantemente consiguió procurarse veneno, debido a lo cual murió, dejando una carta en la que pedía que la “cara demoníaca” fuera destruida antes de su funeral, “para que no continuase con sus espantosos susurros en la tumba”. Por petición propia fue enterrado en tierra baldía, sin ninguna lápida o marca que dejara constancia de su tumba.”

Foto de Piñón Pascual:


miércoles, 5 de octubre de 2011

William Martin, el hombre que nunca existió

William Martin era un oficial naval británico, nacido en Cardiff el año 1907. Su vida era aparentemente normal: le gustaba fumar, ir al cine, y tenía una novia llamada Pamela. Durante la Segunda Guerra Mundial, un accidente aéreo lo precipitó a las frías aguas del Mar Mediterráneo, en donde encontró la muerte en 1943.
Esto era, al menos, lo que los alemanes tenían que creerse, ya que en verdad William Martin nunca existió: sólo era el protagonista imaginario de una delicada operación militar. El "padre" de Martin fue Ewen Montagu, un oficial del Servicio de Seguridad británico.

Trancurrian los días en que los Aliados planificaban desembarcar en Sicilia (la llamada "Operación Husky"), para desestabilizar a Mussolini y abrir una cabeza de puente hacia el continente europeo. La cantidad de hombres y recursos y la importancia de la operación hacían aconsejable que ni Hitler ni el resto de la plana mayor del Eje se imaginaran lo que los Aliados estaban planeando.

Así es que Montagu propuso inventar a William Martin. El cuerpo lo puso un "sin nombre" que había fallecido de pulmonía. Prepararon el cadáver otorgándole su nueva identidad, le vistieron traje de oficial, y le proporcionaron todo aquello que un hombre de aquel tiempo llevaría (dinero, cigarrillos, chequera, y una carta de su novia imaginaria). Pero el detalle crucial era una nota falsificada en la que se "informaba" de un ataque en dos frentes, en Cerdeña y en Grecia, y que la operación en Sicilia era una artimaña destinada a distraer a Hitler.

Un submarino se limitó a arrojar el cadáver al mar, esperando que la corriente lo llevara hasta Huelva (España), en donde se sabía que una célula de espías nazis trabajaba con suma diligencia. Y a esperar.

El cadáver fue encontrado por unos pescadores, pero los alemanes fueron víctimas de su propia mortífera eficiencia, registrando el cadáver y creyéndose a pie juntillas todo el cuento. El desembarco en Sicilia fue efectuado el 10 de Julio de 1943, y los Aliados no encontraron efectivamente toda la resistencia que esperaban.

Después de la guerra, al salir a la luz la correspondencia entre Hitler y Doenitz, se descubrió que el engaño había funcionado a la perfección.
Los huesos del infortunado "sin nombre" víctima de pulmonía que había servido de involuntario asistente, terminaron descansando en el cementerio de Huelva, bajo la siguiente lápida: "William Martin. Nacido el 25 de marzo de 1907 y muerto el 24 de abril de 1943. Hijo adorado de John Glydwyr Martin y de la difunta Antonia Martin de Cartiff Gallos. Dulce et decorum est pro patria mori. Requiescat in pace".

Aun hoy 68 años después alguien pone flores sobre su tumba.

lunes, 3 de octubre de 2011

Un curioso record: El sofa mas rapido del mundo

En el mundo de la automoción a veces se hacen pruebas extrañas y se construyen raros aparatos. Este es uno de esos casos.

En el aeropuerto de Camden, a las afueras de Sydney en Australia, se ha realizado un curioso test de velocidad. El “vehículo” que ha sido medido, no es ni más ni menos que un sofá unido a una mesa de trabajo, a los que se les ha acoplado el motor de una moto Suzuki GSX 1400.

Todo ésto suena extremadamente extraño, pero lo más sorprendente es que la curiosa construcción consiguió alcanzar una velocidad de 163 km/h, siendo acreditado por el libro Guinness de los records, y siendo por tanto el sofá más rápido del mundo.