sábado, 28 de febrero de 2009

La extraña muerte de Juan Pablo I

El 29 de septiembre de 1978 falleció Juan Pablo I. Tan sólo 33 días han transcurrido desde su consagración como papa. Un pontificado breve en tiempo pero largo en cuanto a polémica...

Según fuentes vaticanas, hacia las 5:30 horas de la madrugada el secretario particular del papa, el irlandés John Magee, "no habiéndole encontrado en la capilla, como de costumbre, le ha encontrado muerto en la cama, con la luz encendida, como si aún leyera. El médico, Dr. Buzonetti, que acudió inmediatamente, ha constatado su muerte, acaecida probablemente hacia las 23 horas del día anterior a causa de un infarto de miocardio".
Sin embargo, las dudas sobre aquella versión aparecieron pronto. Ese mismo día, se supo que Vincenza, una religiosa que solía atender a Albino Luciani (Juan Pablo I), era quién realmente había encontrado el cuerpo del difunto, sentado en la cama, con la luz encendia y las gafas puestas, y sujetando entre sus manos unos documentos que desaparecieron misteriosamente.



Posteriormente, la hermana Vincenza avisó al secretario John Magee, quien a su vez avisó al cardenal Villot. Este hizo llamar al Dr. Buzonetti para que certificara la muerte. Inmediatamente fué embalsamado sin proceder a realizar una autopsia. Con el embalsamamiento se eliminaba cualquier posibilidad de comprobar la causa de la muerte. Sorprende esta decisión, sobre todo cuando la hermana Vincenza afirmó haber notado el día anterior muy nervioso al papa. En opinión de la religiosa seguramente a causa de la discusión mantenida con Villot y otros purpurados sobre los cambios que tenía pensado acometer en la curia y el IOR, el Banco Vaticano.



Desde su nombramiento, Albino Luciani dio muestras de ser un Papa innovador, con un espíritu progresista de mente abierta. Esta forma de pensar chocaba con los sectores más conservadores de la curia. Era partidario del acercamiento a otras religiones, y se mostraba aierto a temas como el control de la natalidad o el divorcio.

Pero había otro detalle, quizá más duro de asumir por parte de la curia, que lo convertía en un personaje muy peligroso. Su intención de acabar con un entramado financiero ilegal que relacionaba a ciertos sectores del Vaticano con la mafia italo-americana y con la logia masónica P-2 (Propaganda Due), a la que supuestamente pertenecían destacados miembros de la curia, acabaría con su vida.



La mafia se valió de las instituciones financieras del Vaticano para blanquear dinero sucio. Un personaje clave es Michele Sindona, banquero milanés que se dedicaba al blanqueo de dinero para familias mafiosas.

Sindona conoció al cardenal Montini -futuro papa Pablo VI-, al que ayudó a contruir un asilo en la diócesis que tenía a su cargo. Este gesto hizo que estrecharan relaciones y permitió a Sindona conocer Máximo Spada, director del Banco Vaticano. La conexión comenzaba a gestarse.

Un tiempo después Sindona conoce a Licio Gelli, rico empresario. camisa-negra con Mussolini, luchó en España apoyando al bando nacional y más tarde fue colaborador nazi. Un hombre sin escrúpulos. Llegó a trabajar para la KGB y también para la CIA. A mediados de los 60 se sintió atraído por la masonería y acabaría creando su propia logia. La llamada Propaganda Due (P2).

Sindona acompañado por Gelli siguió estrechando sus lazos con el Vaticano. Así conoció a Ortolani, abogado del papa. El cual acabaría entrando en la logia P-2 y siendo lugarteniente de Gelli. En este momento aparece monseñor Paul Marcinkus, hombre de confianza de Pablo VI. Marcinkus acabó dirigiendo el Instituto para las Obras de Religión (IOR). Marcinkus comienza a invertir el dinero de la Iglesia y Sindona se aprovecha para blanquear dinero y evadir impuestos.

Solo la crisis del petróleo acabó con el provechoso negocio de Sindona. Tras relacionarsele por su vinculación con la mafia decide huir a EEUU. La Banca Vaticana se vió involucrada aunque Marcinkus lo negó todo.

A Sindona lo sustituye Roberto Calvi, subdirector desde 1962 del Banco Ambrosiano, que pertenecía en buena parte al IOR. Más tarde se convirtió en tesorero de la logia P-2, y Sindona le presentó al arzobispo Marcinkus. Calvi comenzó a enriquecerse, pero acabaría también por ganarse la antipatía de Sindona y Gelli, quienes le solicitaban cada vez más dinero, a lo que acabó negándose. Estos urdieron un plan para sacar a la luz los trapos sucios de Calvi, que acabaría escapando a Sudamérica.
Poco después sería elegido Albino Luciani como pontífice y muchos comenzaron a preveer problemas en el horizonte...

Probablemente nunca llegemos a saber si Luciani fué asesinado o no. Pero existen muchos indicios además de los mencionados. El veneno que pudo matarlo podría ser uno llamado digital. Veneno que Gelli hacía llevar a los miembros de su Logia P-2.

Además en el encuentro que Juan Pablo I tuvo con el patriarca de Leningrado, Nikodim. Mientras charlaban y tomaban café, el ruso murió de un infarto. Tras la repentina muerte del pontífice se pensó que quizá ese café estaba envenanado y que realmente iba dirigido a Luciani.

Sindona sería procesado en EEUU para posteriormente ser extraditado a Italia y condenado a cadena perpetua.

Murió víctima de un café envenanado.
Calvi fue detenido acusado de la quiebra del Banco Ambrosiano. En 1982 salió bajo fianza y fué encontrado en Londres colgado del puente Blackfriars (Monjes negros), con los bolsillos llenos de piedras.
Gelli acabó inmerso en el escándalo de la logia P-2. Numerosas autoridades del Pais, incluido el presidente Giulio Andreotti, figuraban como miembros de esta logia. El escándalo acabó con el gobierno.

Sólo Marcinkus se libró de esta maldición, incluso continuó en el IOR gracias a Juan Pablo II, puesto que ocupó hasta 1989. En 1996 se jubiló asegurando que era inocente de todas las acusaciones recibidas en este tiempo.


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